MI EXPERIENCIA CON EL TERRORISMO
Viajé a Estados Unidos en el primer avión que salió de Madrid para aquellas tierras tres días después del atentado de las Torres Gemelas. Me había comprometido a acudir a un Congreso y tenía contratadas intervenciones en varias universidades los días siguientes. Decidí no cancelar porque pensé que un atentado de aquel calibre no iba a repetirse en breve y porque me interesaba conocer la reacción de los americanos ante algo inédito para ellos.
En el aeropuerto de llegada, Atlanta , uno de los de mayor tráfico aéreo de USA , nos aplaudieron al aterrizar: éramos los primero extranjeros que llegaban tras el atentado. Pero la soledad impresionaba: pasillos y salas de espera estaban vacios, parecía un lugar deshabitado.
La reacción de la gente fue similar a la que después he observado en Europa. Una parte de la población, sobre todo la vinculada a las universidades, se planteaba la responsabilidad de la nación en lo que había sucedido: ¿ qué hemos hecho mal ? era el tema común. La mayoría , por el contrario , tuvo reacciones nacionalista: Lazos amarillos y el slogan “proud to be an american” por todas partes. Y miedo : mesas libres en todos los restaurantes, y museos y monumentos casi vacios, de San Francisco a Nueva York.
Como la mayoría de los invitados habían cancelados sus citas, los estudiante me miraban como a una heroína que además fuese profeta: Pedían mi opinión sobre cuál debía ser su actitud. Les dije que si los terroristas conseguían cambiar el modo de vida de la gente, habrían conseguido su propósito. Sigo pensando lo mismo.
Madrid , tras el accidente de Atocha, no parecía un desierto. París , sí. Eso es el mayor triunfo para los terroristas. Y no parece que vaya a ser el último. El miedo y el deseo de conseguir una seguridad total – que es imposible – puede llevar a Francia a perder su identidad , condensada en el lema revolucionario : Libertad, Igualdad, Fraternidad. Ojalá no sea así.