Estos días se ha hablado reiteradamente en la televisión pública de “barrios pobres” para referirse a las zonas periféricas de Madrid más afectadas por la pandemia, como Puente de Vallecas, Villaverde o Usera… Miembros de Podemos hablan de viviendas “miserables” donde familias enteras viven “hacinadas”, con deficiente asistencia sanitaria y que se desplazan a trabajar al centro de Madrid en “abarrotados” Metros y autobuses.
Todo ello está provocando en las personas que viven en esas zonas un sentimiento de marginación, que no existía antes. A esto se une la difusión en la televisión pública de casos como el de un camarero de 52 años que ha perdido su empleo, vive con su mujer y un bebé en una vivienda diminuta y confiesa llorando que muchos días no cena porque la comida no es suficiente para los tres.
El cristal con el que yo miro me muestra que no es necesario irse al extrarradio para hablar de problemas que la pandemia ha hecho aflorar, pero que ya estaban ahí; que en todos los barrios de Madrid, que es como decir en toda España, hay gente a quien el Covi19 le ha destrozado la vida, y que estamos dando una imagen hacia el exterior que no nos favorece en absoluto.
En España durante mucho tiempo, cuando nos sentíamos instalados en el estado de bienestar, no se hablaba de barrios pobres sino de barrios populares; las viviendas no eran miserables sino modestas, la sanidad española era la mejor de Europa y los turistas extranjeros venía aquí a que los operasen gratis. «Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira» ( Campoamor dixit)
No hagamos demagogia, pongamos remedios, y colaboremos todos, cada no en la medida de nuestras posibilidades, en buscar soluciones.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2020/10/04/os-barrios-pobres/0003_202010G4P22992.htm