Lo leí en La Voz de Galicia y lo vi a mediodía en las noticias del canal 1 de TVE: Un hombre en Negreira maltrata durante trece años a su pareja y viola durante ocho a tres hijastras y una hija natural. Y no lo puedo creer…
No puedo creer que una mujer conviva 12 años con su maltratador , se case con él y que solo un año después se separe y se entere entonces de que ha violado reiteradamente a sus hijas. No puedo creer que la mayor, que ahora tiene veinte años, y las siguientes , de dieciocho y diecinueve no hayan denunciado ni pedido ayuda para salir de ese situación. No puedo creer que en ocho años , esa madre no se haya enterado de lo que sucedía y , sobre todo, me resisto a creer que no haya habido un maestro , una “seño”, un cura, una asistenta social, una profesora que les haya dicho a esas niñas que una mujer no es una bestia ni una esclava, que hay situaciones que no se puede ni se debe soportar, que hay teléfonos de ayuda ( 900 222 100 ; 900 333 666; 900 400 273… ) a los que puedes llamar las 24 horas del día.
No puedo creer que vivamos en un país bárbaro como Pardo Bazán denunciaba hace más de cien años en cuentos como “Un destripador de antaño” o “Las medias rojas”, un país violento, de campesinas ignorantes y embrutecidas. No quiero creer que nuestra sociedad no sabe educar a las niñas para liberarlas de las cadenas del miedo y la ignorancia, para hacer de ellas personas libres y autónomas.
El defensor del detenido dice que todo es mentira, un montaje de la madre. Puede que sea así, pero ,en cualquier caso, hay unas víctimas, unas niñas que la sociedad no ha sabido proteger.