Entré en Google para saber quién era Paula Echevarría. No sabía si era cantante, actriz o solo la pareja de alguien. Ya me he enterado y, de paso, del lío sobre su declaración de que no es machista ni feminista.
Y resulta que sí que es feminista, pero le pasa lo mismo que al personaje de Molière que hablaba en prosa sin saberlo. A la pregunta de un periodista sobre cómo se sentía por vivir a la sombra de su marido, ella contestó con lo que es el primer principio del feminismo : “ Yo me defino como persona.” O sea, como una mujer que se gana con su trabajo el derecho a una identidad propia, a ser reconocida por sí misma y no por su relación con un hombre.
Eso mismo defendía doña Emilia Pardo Bazán, combatiendo lo que llamaba el “destino relativo de las mujeres “, condenadas por la sociedad a ser la señora de, la madre de, la hija de … el varón correspondiente.
A Paula Echevarría le ha pasado lo mismo que a cientos de personas, que confunden el feminismo , “la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres” ( según la definición de la RAE) con manifestaciones de las “quemadoras de sostenes “ o las de “matar al macho”. Y por eso consideran similares feminismo y machismo.
En estas mismas páginas, Fernanda Tabarés ha aclarado el error : No es igual denunciar que cada año violan a miles de mujeres que considerar que la crianza de la prole es cosa de chicas, ni denunciar que cada año miles de mujeres cobran menos por el hecho de serlo que indignarse si te sugieren que cojas una sartén siendo un hombre de pelo en pecho.
Estoy segura de que Paula Echevarría firmaría debajo de todo lo que Fernanda Tabarés considera feminismo. Si se publicasen más artículos como ese, si más escritoras no evitasen el calificativo de feministas, aun siéndolo, Paula Echevarría no cometería un error del que todos somos en parte responsables. También los lectores que dicen : ya están esas danto la tabarra con el feminismo. Pues sí.