En Ucrania un niño de trece años muere en una parada de autobús alcanzado por los ataques de las tropas de Putin. La noticia y la imagen las dieron en televisión: Se ve a un niño caído en el suelo, cara arriba. A su lado, arrodillado, el padre sostiene con la suya la mano del niño . Es el mismo gesto que habrá hecho tantas veces a lo largo de trece años : para sostenerlo en sus primeros pasos , para que no se lancé a atravesar solo la calle, para que no tenga miedo al atravesar el pasillo oscuro, para apartarlo de ese perrazo que su dueño pasea si bozal, para consolarlo en sus penas , para alegrarse con él en sus alegrías…
La mano del hijo es una mano pequeña, una mano de niño, que se acomoda a la mano del padre, a su caricia, a su gesto de protección. No tiene aun la rigidez de la muerte, reposa blandamente en la mano del padre, que cierra sus dedos sobre la mano de hijo, para que no se sienta solo, para que sepa que él está allí , igual que tantas noches cuando le decía : “cierra los ojos , duerme tranquilo, yo estoy aquí contigo”…
Los equipos de recogida de cadáveres llegan, comprueban que el niño está muerto y lo cubren con un tela, pero el padre sigue allí, sin moverse, con la mano de su hijo en la suya. Los equipos se van a recoger otros cadáveres , hay muchos y tienen poco tiempo. En una última imagen se ve al padre, arrodillado , sosteniendo la mano del hijo que sobresale de la tela. Dicen que rezaba.
Quizá repetía lo que tantas veces le dijo al acostarlo por las noches. Por eso sigue allí , para que el hijo no tenga miedo , para ayudarle a emprender el camino oscuro que lo alejará para siempre de la mano del padre.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2022/07/25/da-man-do-seu-pai/0003_202207G25P20995.htm