MORIR POR UNA CAUSA JUSTA
Al mismo tiempo que se produce el movimiento migratorio hay otro de entrada en Ucrania : son hombres, y también mujeres, que llegan allí para defender el país contra las fuerzas de Putin. Algunos tienen experiencia militar, otros son civiles, hay ucranianos que vuelven a la patria y hay extranjeros de cualquier parte del mundo; hay personas conocidas , otros son seres anónimos; unos van para defender la independencia de su país, otros para defender la democracia, la libertad y la justicia. A todos los une la misma decisión, todos están dispuestos a tomar las armas, aunque nunca lo hayan hecho antes, todos están dispuestos a luchar y a morir.
Son voluntarios, nadie los ha obligado ni presionado, saben que probablemente no verán realizado su sueño de independencia y libertad, pero van convencidos de que su esfuerzo no es inútil. En un telediario se ve a un combatiente sin uniforme, mira hacia la cámara sonriente y saluda : “¡ España , no pasarán!”. Triste evocación, porque sí pasaron y ahora también pasarán. Muy pocas veces David vence a Goliat, pero el mito mantiene viva en nosotros la esperanza y hace surgir el heroísmo.
El tenista Sergly Stakhovsky , ya en Ucrania , cuenta que su mujer está enfadada con él por su decisión de regresar allí, que confía en que se le pase el enfado y lo comprenda, y que a sus hijos, demasiado pequeños para entenderlo, les dijo al salir : “ Voy al garaje . Volveré pronto”.
Ojala que el mundo no olvide el sacrificio y el ejemplo de esos hombre y mujeres que están llegando a Ucrania dispuestos a morir , si es necesario, por una causa justa.