Y además contentas, dentro de lo que la pandemia permite. Así pasaremos estas fiestas algunas madres y abuelas, y también algunos padres y abuelos.
Se lo dije a mis hijos hace un mes: Yo me quedo en casa y vosotros en las vuestras. Les pareció exagerado, pero la evolución de la pandemia me ha dado la razón. Las recomendaciones de Sanidad para las comidas familiares son ponerse la mascarilla entre plato y plato, y que no se sienten enfrente los no convivientes y mantener entreabiertas dos ventanas durante toda la reunión. ¿Se imaginan la corriente de aire en Madrid , Burgos o Lugo?
El verano pasado, mis hijos y nietos vinieron a pasar conmigo unos días, para no romper la tradición de veranear juntos. Se hicieron tests, también mis nietecillos de diez años, que me enseñaban el dedo donde los habían pinchado: “ salía sangre”, decían . Con todo, mis hijos se pasaron la semana diciéndoles : “no os echéis encima de la abuela”.
Fue un gesto de cariño hacia mí. Ahora es el mío hacia ellos: No quiero que se pasen las fiestas con la mascarilla al lado del plato y con un cuchillo de aire helado cruzando la habitación. Y no quiero que piensen en una anciana triste. No estaré así, ni yo , ni tantas mujeres ( y algunos hombres ) que estaremos sin compañía.
Las abuelas pertenecemos a una generación de postguerra, acostumbrada a bregar y a salir adelante. Somos las abuelas/os que se hacen cargo de los nietos cuando los padres trabajan, y que comparten su pensión cuando la necesitan. Somos mujeres trabajadoras, independientes, con una vida propia. Y pasaremos solas estas fiestas con la satisfacción de estar facilitando la vida a nuestros hijos. Ya vendrán mejores tiempos ¡qué diablos!
¡Feliz Navidad, Feliz 2021!